
El día de ayer, se comunicó que efectivamente el cuerpo enterrado en una finca en San carlos, era el de la señora Ligia Faerrón y que el principal sospechoso de su asesinato, un joven de 29 años de apellidos González López, estaba detenido y en indagatoria por parte de la fiscalía, sin embargo también trascendió a la luz de la opinión pública quién es este sospechoso, es nada más y nada menos que un ya conocido por las autoridades judiciales, un reincidente, una persona que hace de delinquir su habitualidad, su forma de vida, este sujeto ya contaba con tres expedientes judiciales abiertos el primero el número 16-000433-1261-PE por el delito de tráfico Ilícito de migrantes, el segundo el 21-000285-0799-PE por el delito de posesión de drogas y el tercero 22-001121-0065-PE por el delito de homicidio simple, esto sin contar con las “pasadas” que debe de tener, a pesar de ya contar con estos antecedentes y acusaciones en su contra, el Poder judicial lo mantenía en completa libertad, libertad para seguir delinquiendo, libertad para llegar a quitarle la vida a Doña Ligia Faerrón, de la forma más cruel, cobarde y violenta, el Poder Judicial lo mantenía en libertad para que continuara rompiendo el pacto social y continuara con sus actividadees delictivas causando daños, muerte, angustia y terror a las demás personas. A todas luces el Poder Judicial, sus fiscales, sus jueces y sus magistrados y los diputados de la República son los responsables de la pandemia de impunidad que reina en el país, en donde se tutelan más los derechos de los delincuentes que los derechos de la sociedad como un todo, en donde primero está el que transgrede las normas, el que roba, el que mata el que hace sufrir a las demás personas y luego los derechos de las víctimas. Es hora de mano dura, es hora de aumentar las penas, es hora de eliminar beneficios carcelarios, es hora de que los delincuentes cumplan sus penas completas y no los tercios o las medias penas, es hora de recuperar la seguridad, el país y que en verdad exista justicia pronta y cumplida para las vïctimas y sus familiares, El Poder Judicial es complice de todos los homicidios en estas circunstancias y nos preguntamos los ciudadanos de a pié, Como pueden dormir tranquilos por las noches?.
